Abrazando la Evolución del Culturismo y los IPEDs en la Cultura Fitness

La historia del dopaje en el deporte es un relato de la cambiante relación de la modernidad con el cuerpo humano. Desde mediados del siglo XIX, el deporte ha experimentado una modernización significativa, impulsada por ideas relacionadas con el mejoramiento del rendimiento. Este viaje hacia la modernidad también ha presenciado el surgimiento de Image and Performance Enhancing Drugs (IPEDs). En la década de 1930, diversos medicamentos se emplearon para combatir la fatiga y mejorar el rendimiento atlético, sin mucho juicio. De hecho, el uso de esteroides se remonta a la década de 1950, especialmente entre los culturistas estadounidenses. A medida que la cultura de gimnasio ganaba impulso en la década de 1970, liderada por iconos como Arnold Schwarzenegger, los IPEDs se convirtieron en una parte integral de la ecuación. Sin embargo, esta perspectiva estaba a punto de sufrir una transformación.

En este artículo, nos sumergimos en el desarrollo histórico de la cultura del gimnasio y la aptitud física, centrándonos en el fascinante viaje de los IPEDs dentro de este contexto. Anteriormente, exploramos los primeros años del gimnasio y la aptitud física (1900-1960) y los desarrollos en la costa oeste de Estados Unidos en la década de 1970 y 1980. Aquí, nuestra atención se centra en la década de 1990, un momento en el que el culturismo enfrentó la marginación dentro de la cultura fitness, dando lugar a lo que ahora llamamos la revolución fitness. Luego, rastrearemos esta evolución hasta el día de hoy.

La Crisis del Culturismo en la Década de 1990

Finales de la década de 1980 y principios de la década de 1990 marcaron un punto de inflexión para el culturismo, ya que su reputación sufrió un golpe. El estudio innovador de Klein (1993) arrojó luz sobre la cambiante percepción de los culturistas competitivos en la costa oeste de Estados Unidos. Esta transformación se extendió más allá de la opinión pública, remodelando nociones subculturales de sí mismo en el ámbito del culturismo. Los culturistas de la década de 1980, retratados como expertos en nutrición y kinesiología, ocupaban una posición destacada en una cultura en crecimiento definida por la vanidad, la musculatura, la vitalidad, la sexualidad, el control, la salud y la destreza física. A pesar de su respaldo a un estilo de vida saludable, que incluía el uso de drogas para mejorar el rendimiento (PEDs), los IPEDs comenzaron a atraer atención negativa. Los psiquiatras empezaron a encontrarse con una nueva categoría de pacientes obsesionados por la imagen corporal y las preocupaciones por la musculatura.

Esta escrutinio coincidió con la publicación de "Muscle: Confessions of an Unlikely Bodybuilder" de Sam Fussell en 1991. El relato de Fussell catalizó una crítica a la masculinidad tradicional estadounidense. Las prácticas de construcción muscular que involucraban esteroides se percibieron como una compensación por una masculinidad frágil e insegura. En consecuencia, el ethos y la cultura del culturismo fueron sometidos a un examen exhaustivo. Estos cambios se desarrollaron simultáneamente con la creciente presencia de mujeres en el culturismo, poniendo en primer plano la salud y los efectos secundarios del uso de IPEDs.

La Revolución Fitness

Simultáneamente, otro fenómeno de fitness estaba tomando forma. El libro de Kenneth Cooper, "Aerobics", publicado en 1968, encendió la tendencia fitness dentro de los gimnasios comerciales. Este concepto tenía como objetivo combatir las enfermedades psicosomáticas en la sociedad estadounidense, asociándose eventualmente con las populares rutinas de ejercicios de Jane Fonda. El imperio fitness de Fonda prosperó, atrayendo a mujeres urbanas de clase media en sus 20 y 30 años. En la década de 1980, el culturismo masculino y la aptitud física femenina evolucionaron por separado. Los hombres se centraron en desarrollar músculos y lograr una apariencia rasgada, mientras que las mujeres buscaban una apariencia delgada y elegante. Sin embargo, la década de 1990 trajo consigo una convergencia de estos enfoques de entrenamiento distintos. Las salas de construcción muscular colindaban con áreas de fitness grupal, fomentando la coexistencia y la diversidad en las técnicas de entrenamiento. La apariencia delgada y musculosa surgió como un ideal para ambos géneros.

A medida que llegaron los últimos años de la década de 1990 y se trasladaron al siglo XXI, la industria del fitness experimentó un aumento en las franquicias y un creciente interés en la aptitud física entre la población en general. Esto marcó una cuarta fase en el desarrollo histórico de la cultura del gimnasio y el doping en la aptitud física. La subcultura del culturismo comenzó a distanciarse de la tendencia fitness más amplia, transformándose en un nicho más exclusivo. El gimnasio dejó de ser un lugar para todos, y la aptitud física ahora se asociaba con elecciones de salud y estilo de vida. Este cambio permitió que la cultura fitness evolucionara hacia un concepto altamente personalizado e individualizado.

La Evolución del Culturismo Femenino

El cambiante panorama del culturismo femenino experimentó cambios significativos a principios del siglo XXI. La Federación Internacional de Fisicoculturismo y Fitness (IFBB) introdujo la disciplina de Women's Fitness en 1996, enfatizando una apariencia menos musculosa y más estéticamente agradable. Este cambio reflejó un movimiento hacia ideales de género más tradicionales. Además, se introdujeron las disciplinas de Women's Body-Fitness y Women's Bikini Fitness, marginando aún más el culturismo femenino tradicional.

Este cambio debe ser visto como un esfuerzo de los organizadores y principales interesados dentro del culturismo para alinear el deporte con normas de género más convencionales. A medida que las culturistas en la década de 1990 exhibían físicos cada vez más musculosos, crecieron las preocupaciones sobre los efectos del doping. Estas preocupaciones fueron paralelas a los esfuerzos por combatir el estigma del doping dentro de los círculos del culturismo y la aptitud física, enfatizando la importancia de la salud en el proceso.

Un Mercado de Drogas Globalizado (Virtual)

El mercado de Image and Performance Enhancing Drugs (IPEDs) se expandió desde los deportes de élite y el culturismo masculino para abarcar a las culturistas femeninas, atletas no élite e incluso entusiastas regulares del gimnasio en los últimos años. Esta diversificación de usuarios potenciales coincidió con la popularización de la cultura fitness. Las plataformas de comunicación en línea jugaron un papel crucial en discutir, difundir conocimientos sobre y adquirir IPEDs.

El mercado de IPED evolucionó de manera similar a la cultura del gimnasio y la aptitud física. En las décadas de 1980 y 1990, tenía una orientación más social y menos comercial, con usuarios experimentados guiando a los recién llegados, suministrando sustancias y brindando orientación sobre el uso. Sin embargo, los encuentros con la aplicación de la ley en algunos países han desalentado tal sociabilidad. Como resultado, un mercado en línea emergente y una comunidad de drogas han florecido desde principios del siglo XXI. Este cambio presenta desafíos a las políticas nacionales antidopaje y a la aplicación de la ley, pero proporciona un apoyo social esencial y orientación para la reducción de daños para algunos usuarios de IPED.

Conclusión

A finales de la década de 1980 y la de 1990, el culturismo y su estilo de vida asociado fueron sometidos a un escrutinio intenso. Para preservar y evolucionar la cultura del gimnasio y la aptitud física, se hicieron intentos para distanciar la aptitud física del culturismo y, específicamente, del uso de IPEDs. Este período marcó un proceso civilizatorio, donde la cultura del gimnasio y la aptitud física experimentaron una transformación significativa. Esta transformación dio lugar a una nueva era, considerablemente diferente del culturismo subcultural de la década de 1970. La revolución fitness de la década de 1990 vio cómo la cultura del gimnasio se transformaba en un próspero negocio de aptitud física, mientras que el culturismo y los IPEDs eran marginalizados en parte.

Hoy en día, podríamos estar presenciando el comienzo de una nueva fase en esta narrativa histórica. Las discusiones críticas sobre la efectividad de los sistemas de control de drogas y el desarrollo de enfoques holísticos para el uso de drogas en el deporte son cada vez más frecuentes. También hay debates sobre la estigmatización de sustancias y la búsqueda de desarrollar IPEDs más seguros, planteando preguntas importantes sobre el papel de estas sustancias en la aptitud física, el deporte y la sociedad.